En un país donde los pillos no solamente sobreocupan las cárceles, sino que se pavonean por la calle y hacen lo que les da la gana con todo el mundo y en un país donde las leyes blandas no se cumplen y no hay cómo hacerlas cumplir... Mientras unos dicen que hay que endurecer las penas para evitar más problemas, por ejemplo con los conductores borrachos, como el mismo Corzo, resulta este espantapájaros con una propuesta de este tamaño.
Es como decir que para ahorrar jabón voy a dejar de bañarme o que para evitar que las ratas dañen los muros, pues dejemos la puerta abierta.
Hace poco circula en Internet el rumor de que Luis Alfredo Garavito anda libre, el mayor asesino en serie que ha producido Colombia vaga por ahí con 172 niños asesinados en su cuenta, porque no en su conciencia, no se arrepiente de nada. De ser cierto eso, Garavito no pagó ni siquiera 15 años de prisión, cuando las sentencias sumarían 1823 años. Y el tipo saldría temprano porque el aparato judicial, con tal de aliviarse y acelerar los procesos ofrece un montón de rebajas de penas a los presos porque confiesan, delatan, colaboran, se portan bien en prisión, estudian, se lavan los dientes y hacen pipí antes de acostarse.
Las cárceles están repletas de delincuentes y de personas que aún no han sido sentenciadas, y la solución no es soltarlos, la solución es mejorar el sistema judicial y construir más reclusorios, pues la cantidad de cárceles en Colombia no ha aumentado mucho que digamos en los últimos 50 años, mientras que sí han incrementado los delincuentes, los delitos y las dificultades del sistema judicial.
Las penas en nuestro país son ridículas para los delincuentes dañinos, mientras que son severas para individuos inocuos que alguna vez cometieron errores o por desespero infringieron la ley, caso del señor que fue cuatro años a prisión por robarse un cubo de caldo de gallina. La inequidad es total, no solamente en términos económicos, sino, como vemos, en términos jurídicos... la ley no es ni para los de ruana, porque Garavito tiene sus rebajas de penas y ahora este congresista que se ha destacado entre los más sinvergüenzas, pretende que los pillos salgan más temprano a la calle.
Está demostrado, y lo sé porque conozco gente que ha trabajado con los presos y me ha contado, que una cárcel no reforma individuos para que se reincorporen a la sociedad, al contrario, les obliga a aprender las mañas que exige la supervivencia en los pabellones mugrosos de una cárcel. Es triste que haya personas sin sentencia viviendo en esas condiciones, pero la culpa no es de la institución carcelaria, es del aparato judicial que anda a paso de tortuga, es culpa de la falta de visión que no ha permitido la construcción de prisiones sólidas, seguras y eficientes.
¿O será que el tal Corzo sale con esto para ayudarle a los guerrilleros de las FARC a firmarle cualquier cosa al presidente?
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