24 sept 2013

Corrupción en la universidad: "No se podrá ser un perfecto bolivariano"


Esta semana destaparon un ecándalo que ensucia a una de las instituciones más queridas por este servidor: la Universidad Pontificia Bolivariana, donde hice mi primaria, bachillerato y universidad. Se descubrió hace unas semanas que existía un par de empleados "de confianza" que recibían dinero de estudiantes para cambiarles las notas, obviamente las malas por buenas. Aunque la institución no ha dicho cuántos estudiantes están involucrados, ni los montos a los que ascienden los sobornos, se sabe que el precio por la alteración arrancaba en $200.000 y se presume que podía llegar hasta un millón de pesos, y que esos fraudes ocurrieron en las facultades de ingeniería y derecho en Medellín y Bucaramanga.

En mi época colegial, mis fraudes no pasaron más allá de hacer un "pastel" para tratar de ganar un examen, que nunca utilizaba porque me aprendía las cosas haciendo el papelito en miniatura. En la Universidad no pasé de soplarle una que otra respuesta a mi vecino de puesto cuando éste se veía atorado en una pregunta, cosa escasa porque generalmente nuestras pruebas eran sobre opiniones o ensayos más elaborados; y cuando tocaba analizar un libro, por lo general me lo leía completo en las madrugadas cuando había racionamiento eléctrico (la hora Gaviria). Pastelear es una cosa, pero el soborno para hacer trampa ya alcanza un nivel superior.

Se rumoraba que un individuo ayudaba a algunos estudiantes de su agrado a "mejorar" los resultados finales de una manera que no levantara sospechas, dicho de otra forma, dejaba las notas en 2.9 para pasar "arrastrado", pero nunca me constó eso ni tampoco conocí alguien que diera fe de ello, era como un mito urbano. De ese cuento nunca se escuchó que mediara la plata, únicamente terciaba la amistad… decían.

Se supo de algunos egresados que ofrecían sus servicios como "asesores externos de trabajo de grado" a cambio de honorarios cuyo valor desconozco, pero de ello tampoco se tiene certeza, pues no hubo contrición que hiciera aparecer algun tramposo arrepentido ni tampoco a ningun asesor con remordimientos.

Conversando por correo electrónico sobre el asunto con mis antiguos compañeros de clase y entrañables amigos, mencioné que este asunto no es ni único ni nuevo, que es como una infección externa que ahora ha contagiado a mi Alma Matter, y voy a contar, aunque sin mayores precisiones porque me traiciona la memoria, una historia que conocí que muestra la punta del témpano y que hace ver este rollo bolivariano como mis pastelitos para aprenderme los hitos de la literatura iberoamericana.

Vamos a llamarle Pancracio, para guardar su verdadera identidad. Pancracio es un tipo de esos que quiere a todo el mundo y todo el mundo lo quiere a él, es generoso, optimista, de buen humor y de los que participa en todo lo que tenga que ver con el contacto social, Pancracio es un bacán. Fuera de eso es un tipo brillante, que dicen quienes lo conocen en persona, que con él se puede convesar sobre cualquier cosa de manera amena y respetuosa.

Pancracio anda en moto, y una vez le contó a Petunia (para respetar su verdadera identidad), lo emocionante que era manejar la moto a toda velocidad y escapársele a la policía. Ahí comenzó un diálogo entre P y P en el que se descubre una red impresionante de corrupción y fraude en el ámbito universitario, Pancracio tiene una doble vida que al confesarle a Petunia sus andanzas sin rubor, le llena de adrenalina, satisfacción y cero remordimiento.

Pancracio es -o era- un suplantador profesional de estudiantes del Politécnico Jaime Isaza Cadavid. Su trabajo era presentarse a los exámenes en nombre de un estudiante X, llenar el cuestionario y garantizarle al alumno una muy buena nota. Contaba Pancracio emocionado que en algunas facultades ya lo tenían identificado y al detectarlo le echaban a la policía y por eso partía raudo en su moto… según me contaba la conocida de Petunia, que me hizo llegar la historia, Petunia asombrada le preguntaba a Pancracio por sus afectaciones morales y éticas en ese asunto, a lo que el individuo respondía: "pfff", sin siquiera rascarse la orejita.

Mencionaba el motocilcista tramposo que él no era el único, y que esa institución tampoco y que por eso no tenía por qué sentirse mal… "mal de muchos, consuelo de tontos".

Esa conocida de Petunia fue maestra de cátedra en el Tecnológico de Antioquia y una vez en mi compañía estaba calificando unos ensayos que sus alumnos debieron hacer sobre un tema cualquiera. Ella me leía algunas veces frases y párrafos que contenían enorme sapiencia entre disparates con mala ortografía y aluciones como "El país de Asia" y "ciudades como Alemania y Estados Unidos".

"Fraude", le dije, y empecé a buscar de dónde habían sacado las cosas buenas de sus ensayos pobres y mal fundamentados. Descubrimos que al menos la mitad del grupo de estudiantes había copiado y pegado sin vergüenza, el mismo texto de Internet, y algunos trataron de disimularlo con opiniones de su propia cosecha con las que lograban demostrar su carencia de interés, conocimiento, ortografía y sobre todo, respeto por el maestro.

La profesora denunció este fraude ante su directora académica, pero como respuesta obtuvo: "deje así, estos muchachos son pobres y se la rebuscan para estudiar, no tienen ni para los pasajes, hay que darles la oportunidad". Así no hay esperanza cuando la directiva tolera una práctica tan reprochable en la que lo único que se logra es el autoengaño y la corrupción.

De este episodio en general, quiero señalar que aún siendo muy censurable lo sucedido en la UPB con ese par de empleados y un número indeterminado (hasta ahora) de estudiantes, no es la institución la responsable del delito si hubiere alguno, ni tampoco de los fraudes que se hayan cometido. Fueron individuos que por voluntad decidieron torcer las cosas, tampoco es culpa del sistema de calificación numérica, como lo han señalado algunos opinadores. El corrupto decide corromperse, no es víctima del sistema ni tampoco es producto de las presiones escolares, el corrupto es producto de cuestiones de fondo que comienzan cuando se es niño, en el seno de una familia.

La UPB es responsable de investigar lo sucedido para sancionar apropiada y severamente a los culpables; es encargada también de presentar las demandas a que diera lugar ante la justicia ordinaria. Los empleados ya fueron separados de sus cargos y dicen las directivas que se estudia los procesos de los estudiantes marrulleros.

Por principio, cada persona debe ser dueña de su aprendizaje y los resultados académicos deben reflejar, no solamente su dedicación a aprender, sino la ética profesional del caso; hay que reconocer que no ha sido la institución la que tenga esto como práctica y que de miles de estudiantes actuales y egresados, los tramposos son muy pocos.

Otra cosa que podemos aprender de este suceso es que por alguna razón que desconozco, jamás supe en medios de comunicación la historia que contó Pancracio, ni tampoco se discute sobre la ética y procederes del Tecnológico de Antioquia, mientras que el asunto de la UPB está apareciendo por todas partes. Me hace pensar que existe cierta animadversión contra la Universidad Pontificia Bolivariana y su comunidad, y evidentemente, contra la Iglesia Católica, que es propietaria y administradora de esa institución.

Concluyo, sin señalar a una institución o la otra, y aludiendo a todas, que esto es síntoma de una cultura de la ventaja y el abuso, síntoma de la degeneración social en la que los corruptos gobiernan, legislan, se hacen elegir, fiscalizan, investigan y señalan.

EN CONTRAPOSICIÓN: Publica la UPB en su perfil LinkedIn:
"La Clínica Universitaria Bolivariana aparece en el Ránking de los mejores Hospitales de América Latina que este año se llamó: En Busca del Estándar. Somos la IPS N° 42 de 45 que alcanzaron los estándares requeridos, de los más de 190 Hospitales y Clínicas de América Latina invitados a participar. Este logro es un paso más del mejoramiento continuo y hace parte de los retos que se vienen: mantenernos y/o mejorar de ser posible en la clasificación a futuro.

Hoy es una realidad: Hay 45 IPS entre hospitales y Clínicas de América Latina que aparecen en el Ránking que publica la revista América Economía. De las 45 hay 19 que son de Colombia y de éstas, siete son de Medellín….y ahí, entre las mejores, esta nuestra Clínica."

1 comentario:

  1. Hermano, pues es cierto que el corrupto lo es por naturaleza de su mala formación en valores, no es culpa de la institución. Yo desde mi papel como docente en UPB detecté un vergonzoso fraude de más de 14 estudiantes que sumidos en su mediocridad, se limitaron a copiarle a una compañera que por falta de rigor, documentó datos falsos en un trabajo de consulta para mi.

    Agradezco tremendamente al decano de ese momento quien me respaldó en el castigo académico sin dudarlo y que en otra ocasión, luego de que una estudiante al "intetar" favores académicos a cambio de dádivas sexuales se estrelló conmigo, fue y me acusó a mi de acosarla sexualmente, el Decano me citó a reunión y me dijo "Juan, sé cómo sos vos, ésta estudiante dice esto y esto... ¿la echamos?..."

    Fraudes hay lamentablemente en toda institución, hay candidatos a doctores de instituciones prestigiosas de Alemania que roban propiedad intelectual, compañeros míos de carrera pagaron por que alguien hiciera sus trabajos de grado, los políticos presentan proyectos de ley descaradamente copiados de otros lugares y ni siquiera se toman el trabajo de leerlos... la corrupción no es de una institución, es de la gente inmoral... o si no, averigüen de dónde se graduaron los infames Nule...

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