18 feb 2015

Nicolás Maduro va a dirigir El Colombiano

Desde el periódico El Colombiano se han promovido iniciativas en pro de la libertad de expresión y se ha alegado pluralista y abierto al debate, ha sido un crítico acérrimo de las políticas informativas de Venezuela y Ecuador, El Colombiano a été aussi Charlie. El 17 de febrero de 2015 publicó la que a rajatabla es la última columna de Yohir Akerman, concluyendo con una nota de la dirección en la que reza:

Este diario promueve el debate desde el respeto y la argumentación. Consideramos que esta columna se aleja de estos principios. Para el autor, no publicarla implicaría su renuncia. La publicamos y aceptamos su renuncia.

Cuando el dueño de la información se refiere que Akerman se alejó de los principios citados, supongo como lector que se refiere estrictamente a la frase "Todos esos conceptos están en la Biblia y, como la historia ha demostrado, en esos temas, dios estaba equivocado", con la que concluye su columna respecto al señalamiento que hace la Universidad de la Sabana de "enfermos" a los homosexuales y expone una serie de mandatos que actualmente son absolutamente inaceptables, consignados en el libro sagrado de los cristianos (y judíos, porque es el Antiguo Testamento).

Yohir Akerman, excolumnista de El Colombiano
Es muy fácil ofender sin querer queriendo cuando se menciona a dios (con mayúscula o con minúscula), y cuando el lector es un creyente, lamentablemente tiende a sacar la frase de contexto, aún después de haber leído la columna. El tema que rueda no es si ofendió o no o si dios se equivocó o no, tampoco si un país se gobierna con la Constitución o la Biblia; sino la hipocresía descarada del periódico como institución periodística y la de la directora como cabeza del medio cuando dice que promueve la argumentación.

Una de las personas que ha salido en defensa -no tanto de Yohir Akerman- del derecho a opinar y debatir y el respeto de ese ejercicio profesional, es la periodista del mismo medio, Ana Cristina Restrepo Jiménez, en su columna de hoy Las quejas de un Ícaro. ¡Bravo por ella! Que desde las páginas del periódico defiende la libertad de pensamiento y la libertad de prensa y con argumentos respetuosos demuestra que la coerción de la dirección contra sus columnistas es un mal ejemplo de prensa libre. A ella me le quito el sombrero sabiendo que ya empieza a sembrar para una cosecha amarga, por desgracia a los directores de los medios, inclusive en la empresa privada, no les gustan los librepensadores.

Amaneció la dirección de El Colombiano con ampollas y viendo las críticas que se le han hecho (aunque también ha recibido voces de aliento) y publicó una respuesta contradictoria:

Creemos que debe ser normal que el director de un medio de comunicación pueda intercambiar impresiones con un columnista sobre las opiniones que este vierte en su espacio. La libre expresión de ideas cobija a ambos. Pero si ante el diálogo, la única alternativa que se le ofrece es publicar o renunciar, el director del medio se ve forzado a tomar una decisión.
Yohir Akerman no deja su columna por criticar las religiones, ni por defender a los homosexuales, ni por sus posiciones políticas, como se dijo ayer. Hay suficientes muestras de pluralismo en este periódico, que nuestras audiencias pueden valorar.
Agradecemos los comentarios que nos hicieron ayer. Los recibimos con sentido reflexivo.

Perdón doña directora, pero si a usted y sus jefes no les hubiera molestado la columna y si de verdad "La libre expresión de ideas cobija a ambos", en ningún momento el periodista se hubiera puesto en el dilema profesional de tener que agachar su cabeza para continuar con "la chamba" en el periódico y renunciar a sus principios y creencias. Akerman, según entiendo, renunciaba si NO se publicaba el texto. No se necesita ser muy sagaz para darse cuenta que esa aceptación de su renuncia fue tan libre como su derecho a opinar distinto.

Del mismo periódico también sacaron a Javier Darío Restrepo, un maestro del periodismo latinoamericano que se hizo a un nombre a punta de trabajo ético y bien logrado. En un momento dado sus opiniones se convirtieron en un grano en el culo de la dirección y decidieron "dejarlo ir". Sabemos que el periódico como empresa privada está en todo su derecho de contar con quien le de la gana en su nómina, ellos verán a quiénes contratan para que escriban y opinen lo que a ellos les parezca (ellos son los dueños y directores, porque ya vimos que los periodistas no pueden), pero que no vengan a decir en editoriales sin firma que son paladines de la libertad periodística y que respetan la diferencia y la argumentación. Este no es el caso, que no vengan a decirnos je suis Charlie.


Un amigo y colega afirma con frecuencia que Colombia es una sociedad de mentalidad medieval cuando se refiere a asuntos de política, pero se queda corto. Guardando las proporciones, a Javier Darío y a Yohir les pusieron las mismas opciones que a Galileo, salvo que ellos no se retractaron y no perdieron la vida. Y no es solamente en El Colombiano, pasa hasta en las mejores familias, como en Caracol que al entrar un director nuevo a La Luciérnaga se forzó la salida de Guastavo Álvarez Gardeazábal porque a quien hubiera sido su jefe "no le gusta la inteligencia de los maricas". En este video el mismo Gardeazábal da su versión e inclusive Hernán Peláez, quien renunció por voluntad propia, reconoce que él y su compañero de programa fueron espinas en los zapatos de mucha gente, así lo dice en esta entrevista.

Pura paja eso de que aceptan la pluralidad y el debate. En todos los medios de comunicación siempre existe un director que tiene supradirectores que le dictan qué sale y qué no sale al público, el tono de los textos y ya resulta que deben ser de la misma filiación religiosa y política, o al menos que no digan nada en contra. Que no los echan con el primer texto es evidente (por ahora Ana Cristina se salva), pero en algún cajón en la oficina de la dirección, o mejor, de la supradirección, hay un papelito en que cuentan con rayitas las cagadas del periodista, hasta que colme el mérito de dejarlo partir.

Me recuerda el episodio del exdirector de Teleantioquia, Juan Pablo Barrientos, que está bien empantanado de esas presiones políticas y económicas contra el libre ejercicio periodístico, pero esta es otra historia

16 feb 2015

"Si amar es tan fácil y tan bonito, ¿por qué ponemos tanto verraco pereque?"

Las mujeres han sido hechas para amarlas, no para ser comprendidas.
Oscar Wilde (que era homosexual)
"Si amar es tan fácil y tan bonito, ¿por qué ponemos tanto verraco pereque?" Pregunta en Facebook mi amigo RLGR.

Mi contrito amigo,

Lo que pasa es que el amor es una de las cosas más primitivas que existe, como señaló Rodolfo Llinás en una entrevista vieja:

En definitiva, ¿qué es el amor? Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos ("que me ame, que me ame"). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación; por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado: nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.
¿Y el odio y la envidia? Son estados funcionales automáticos de los núcleos de la base del cerebro.
Como todos los pecados capitales, no son negociables. El señor se enamoró y, como el que se va de rabo, no hay nada que hacer. Ahora, como todos los patrones de acción fijos, se pueden modular con otros. Por ejemplo, en el caso de la señora que ama a su marido y luego lo odia por infiel, hay un cambio de patrón de acción fijo, que era el amor, por otro, que es el odio... ¡Simple!
¿Y el amor a primera vista? Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.
¿Y el amor eterno? Ese es de inteligentes, que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno; cuidarla es mi responsabilidad, y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma.
¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende, no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán.
Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas: uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza; con las tetas no. Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.

Pero el neurólogo no responde respecto al pereque. Uno realmente no ama para estar en una relación, la cuestión también se trata de conseguirse un socio estratégico en la vida, que le ayude a uno con sus debilidades para crear fortalezas y aunque en principio el amor es desinteresado, lo que en últimas vale es la propia felicidad.

Ricardo Arjona. "Psicólogo" con guitarra que le canta al amor
Existen millones de casos documentados y otros que no de gente que se aferra a una relación dañina y viven la infelicidad total, mujeres que se dejan abusar de una pareja u hombres que se la dejan montar de la suya; porque es en esos casos donde el "cerebro de pajarito" actúa y nos obliga a permancer al lado del más fuerte. Dice el médico en otra entrevista que las emociones son un mecanismo primitivo de supervivencia que controla las decisiones. Esas decisiones son plenamente emotivas, las que llevan al pereque, y pretenden mantener una supervivencia del individuo en una felicidad sustentada en patrones establecidos que por alguna razón (o emoción, mejor) no conviene cambiar.

Cuando eso sucede, la persona pretende que el otro individuo cambie sus patrones calcados a los suyos y aparecen todo tipo de conflictos basados en un error de percepción por ejemplo, o peleas construidas sobre la base de un tubo de crema dental destapado o el olvido de responder al instante a una carita feliz de Whatsapp.

El amor, siendo una cosa tan primitiva, se hace complejo cuando queremos y necesitamos racionalizarlo. En este texto, mi contrito amigo, he citado a Llinás porque me parece más acertado entender los mecanismos biológicos que controlan nuestras emociones y nuestras relaciones, que la pajarilla que puedan recitar Walter Rizo o Deepak Chopra sobre el control individual de las emociones como mecanismo de felicidad.

Obviamente no todo es explicable desde el punto de vista biológico, pero es claro que aunque todos queremos amar y ser amados, y aparentemente es fácil -no es sino "entregarse"- todo el mundo quiere ante todo su propia felicidad (entendida como gratificación del yo). Nuestra naturaleza convierte eso tan sencillo en algo complejo cuando se le mezclan nociones culturales como el saludo, los halagos, "hacer el fo" o mirar feo. Volviendo a Rodolfo, un amor inteligente prefiere salvar esos pequeños obstáculos de un yo infantil y primitivo y construir en lo más trascendental. Es por eso que decimos que cuando uno ama, ama a esa persona con todo y sus defectos, porque hacemos a un lado esos patrones emocionales que no nos gustan para cultivar los que sí.

Hay mucha maneras de amar que pueden ser observadas distinto: los padres, los hijos, los amigos, la pareja, el arte, el dinero, el poder; pero todos esos siempre estarán mediados por el cerebro emocional y lógico, que usualmente no es perfecto y es por eso que en todas las relaciones de pareja ambas partes tienen momentos en que van a ejercer como el zancudo: "ya amaneció, ¡a joder* se dijo!" Un psicólogo serio podría decirte que hay personas cono una madurez emocional poco desarrollada y que en momentos de crisis o bajo presión, pueden escudarse en las emociones infantiles con racionamientos maduros, eso aparece en Tus Zonas Erróneas, un libro que creo sigue vigente para tratar de entender esos mecanismos emocionales y sus vericuetos.

Pero mi amigo, contrito y todo y tras leer a Rodolfo Llinás y a Wayne W. Dywer es muy posible que la persona que te pone pereque te lo siga poniendo por las misas cosas porque vos seguís siendo la misma persona, además es axioma que etender a las mujeres es muy difícil, pregúnteselo a ellas mismas, esa es otra historia…

*Si usted entiende "joder" como el acto de fornicar, quiero aclararle que aquí se utiliza como molestar o retomando la expresión colombiana, joder es poner pereque.

CORRECCIÓN: Acabo de recordar que el análisis transaccional es de Eric Berne, pero bueno que se lean Tus Zonas erróneas. Para entender cómo actúa una emoción de niño con un argumento de adulto, hay que referirse a este autor canadiense.