16 feb 2015

"Si amar es tan fácil y tan bonito, ¿por qué ponemos tanto verraco pereque?"

Las mujeres han sido hechas para amarlas, no para ser comprendidas.
Oscar Wilde (que era homosexual)
"Si amar es tan fácil y tan bonito, ¿por qué ponemos tanto verraco pereque?" Pregunta en Facebook mi amigo RLGR.

Mi contrito amigo,

Lo que pasa es que el amor es una de las cosas más primitivas que existe, como señaló Rodolfo Llinás en una entrevista vieja:

En definitiva, ¿qué es el amor? Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos ("que me ame, que me ame"). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación; por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado: nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.
¿Y el odio y la envidia? Son estados funcionales automáticos de los núcleos de la base del cerebro.
Como todos los pecados capitales, no son negociables. El señor se enamoró y, como el que se va de rabo, no hay nada que hacer. Ahora, como todos los patrones de acción fijos, se pueden modular con otros. Por ejemplo, en el caso de la señora que ama a su marido y luego lo odia por infiel, hay un cambio de patrón de acción fijo, que era el amor, por otro, que es el odio... ¡Simple!
¿Y el amor a primera vista? Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.
¿Y el amor eterno? Ese es de inteligentes, que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno; cuidarla es mi responsabilidad, y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma.
¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende, no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán.
Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas: uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza; con las tetas no. Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.

Pero el neurólogo no responde respecto al pereque. Uno realmente no ama para estar en una relación, la cuestión también se trata de conseguirse un socio estratégico en la vida, que le ayude a uno con sus debilidades para crear fortalezas y aunque en principio el amor es desinteresado, lo que en últimas vale es la propia felicidad.

Ricardo Arjona. "Psicólogo" con guitarra que le canta al amor
Existen millones de casos documentados y otros que no de gente que se aferra a una relación dañina y viven la infelicidad total, mujeres que se dejan abusar de una pareja u hombres que se la dejan montar de la suya; porque es en esos casos donde el "cerebro de pajarito" actúa y nos obliga a permancer al lado del más fuerte. Dice el médico en otra entrevista que las emociones son un mecanismo primitivo de supervivencia que controla las decisiones. Esas decisiones son plenamente emotivas, las que llevan al pereque, y pretenden mantener una supervivencia del individuo en una felicidad sustentada en patrones establecidos que por alguna razón (o emoción, mejor) no conviene cambiar.

Cuando eso sucede, la persona pretende que el otro individuo cambie sus patrones calcados a los suyos y aparecen todo tipo de conflictos basados en un error de percepción por ejemplo, o peleas construidas sobre la base de un tubo de crema dental destapado o el olvido de responder al instante a una carita feliz de Whatsapp.

El amor, siendo una cosa tan primitiva, se hace complejo cuando queremos y necesitamos racionalizarlo. En este texto, mi contrito amigo, he citado a Llinás porque me parece más acertado entender los mecanismos biológicos que controlan nuestras emociones y nuestras relaciones, que la pajarilla que puedan recitar Walter Rizo o Deepak Chopra sobre el control individual de las emociones como mecanismo de felicidad.

Obviamente no todo es explicable desde el punto de vista biológico, pero es claro que aunque todos queremos amar y ser amados, y aparentemente es fácil -no es sino "entregarse"- todo el mundo quiere ante todo su propia felicidad (entendida como gratificación del yo). Nuestra naturaleza convierte eso tan sencillo en algo complejo cuando se le mezclan nociones culturales como el saludo, los halagos, "hacer el fo" o mirar feo. Volviendo a Rodolfo, un amor inteligente prefiere salvar esos pequeños obstáculos de un yo infantil y primitivo y construir en lo más trascendental. Es por eso que decimos que cuando uno ama, ama a esa persona con todo y sus defectos, porque hacemos a un lado esos patrones emocionales que no nos gustan para cultivar los que sí.

Hay mucha maneras de amar que pueden ser observadas distinto: los padres, los hijos, los amigos, la pareja, el arte, el dinero, el poder; pero todos esos siempre estarán mediados por el cerebro emocional y lógico, que usualmente no es perfecto y es por eso que en todas las relaciones de pareja ambas partes tienen momentos en que van a ejercer como el zancudo: "ya amaneció, ¡a joder* se dijo!" Un psicólogo serio podría decirte que hay personas cono una madurez emocional poco desarrollada y que en momentos de crisis o bajo presión, pueden escudarse en las emociones infantiles con racionamientos maduros, eso aparece en Tus Zonas Erróneas, un libro que creo sigue vigente para tratar de entender esos mecanismos emocionales y sus vericuetos.

Pero mi amigo, contrito y todo y tras leer a Rodolfo Llinás y a Wayne W. Dywer es muy posible que la persona que te pone pereque te lo siga poniendo por las misas cosas porque vos seguís siendo la misma persona, además es axioma que etender a las mujeres es muy difícil, pregúnteselo a ellas mismas, esa es otra historia…

*Si usted entiende "joder" como el acto de fornicar, quiero aclararle que aquí se utiliza como molestar o retomando la expresión colombiana, joder es poner pereque.

CORRECCIÓN: Acabo de recordar que el análisis transaccional es de Eric Berne, pero bueno que se lean Tus Zonas erróneas. Para entender cómo actúa una emoción de niño con un argumento de adulto, hay que referirse a este autor canadiense.

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