Verificar esta información me queda difícil. Además de que per se es casi imposible de creer que un presidente de un país reconocido por organismos internacionales sea capaz de, primero que todo, confesar que es adicto al Candy Crush; en segundo lugar, echarle la culpa a Estados Unidos; en tercer lugar involucrar a Cristina (¿Fernández de Kirchner?); y en cuarto lugar ofrecer petróleo a cambio de vidas de candy crush.
Me da mucha tristeza por Venezuela aunque no tengo parientes ni amigos que vivan allá. Es una especie de dolor humano, de congoja social. He dicho muchas veces una frase robada de un pensador cuyo nombre he olvidado, que todo pueblo se merece a sus gobernantes; eso aplicado en la antigüiedad y la modernidad. Pero en el caso de Nicolás Maduro y Venezuela, piensa uno que ni siquiera una nación analfabeta podría amañarse con un nemátodo como este cuyas características fisionómicas del aparato fonatorio asemejan a la funcionalidad del esfinter anal.
Dicho en un lenguaje coloquial -y me perdonarán las beatas si es que me leen- este tipo cada que abre la boca, la caga… como en algunos nemátodos es difícil reconocer a simple vista si el orificio es la boca o el culo, porque todo su producto se resume en mierda.
Lo peor no es que Nicolás Maduro dedique gran parte de su vida a jugar Candy Crush, sino que todo lo que dice trae consecuencias en el destino de la nación que está llevando al abismo. Ya vimos como mandó a saquear cadenas de almacenes y cómo regala petróleo a esos países "amigos". No es de extrañarnos que de verdad cambie el crudo por vidas de un jueguito y le eche la culpa a la CIA… por curiosidad averigüé si el sabido juego es gringo y encontré que la casa matriz que lo produce cuenta con colaboradores y oficinas en Londres, Hamburgo, Estocolmo, Malmö, Barcelona, Malta, Bucarest y San Francisco. Si Maduro se entera de esto, no nos ha de extrañar que quiera organizar una guerra mundial para apoderarse ilícitamente de las vidas que necesita para superar los niveles que ha perdido, se aliaría con China e Irán, tal vez Corea del Norte, y su única paga a costa de vidas de millones de personas serían las vidas falsas del juego.
En Venezuela encontramos que la realidad siempre supera la ficción y que mucho más lejos que la imaginación, la estupidez general en cabeza de su presidente, no tiene límites. Sé, quiero conservar la fe en ello, que el país hermano está poblado por gente educada e inteligente, que tiene ganas de sacar su patria adelante, de personas trabajadoras y cultas que bien podrían gobernar a Venezuela.
Pero las dictaduras, los regímenes teocráticos, las monarquías y el socialismo del siglo XXI necesitan mantener a su pueblo hambriento, enfermo e ignorante para ofrecerles migajas de productos y servicios gratis y garantizar que gracias a la desidia social, se mantengan en el poder. Venezuela es un país rico en recursos naturales, pero vive una escasez rampante. Esta semana Transparencia Internacional publicó los índices de corrupción en los que Venezuela se lleva un deshonroso puntaje de 19 (donde 100 es transparencia total) y destaca entre los países más podridos por los ladrones y chanchulleros, comparte esa casilla con Burundí, Chad y Haití, entre 178 países Venezuela cae al puesto 170*.
Mientras los gobernantes, no solamente Nicolás Maduro, puedan garantizar un pueblo pedigüeño y perezoso, lograrán encubrir la corrupción y los beneficios personales que aporta para ellos y otros gobernantes, no se nos olvide que de la estupidez de Hugo y Nicolás se nutren otros países como China, Cuba, Argentina, Bolivia, Nicargua e Irán, Venezuela es como una marrana gorda con muchas tetas que alimenta a los chanchitos ajenos mientras que los propios reciben el cagajón. Y esos chanchitos ajenos hacen lo mismo: mantienen a su pueblo hambriento, enfermo e ignorante. Así se crea un círculo vicioso en el que la corrupción no produce y crea escasez, que produce probreza, en la que los pobres son pobres porque no hay trabajo y no hay trabajo porque nadie quiere trabajar… "para qué trabajar si el comandante me da la comida, el techo y la salud…" En ese círculo vicioso el control de la información es fundamental para hacer que la rueda gire sin cesar.
En los medios de comunicación solamente se publica lo que el gobierno diga, aunque sean puras pendejadas, y todos las demás intentos de contradicción son eliminados, silenciados y censurados. Sin información distinta no hay oposición, y sin oposición no hay forma de cambiar ni el gobierno ni las normas que rigen al país. Esto de Candy Crush a simple vista parece otra estupidez más de un tipo que montaron como presidente gracias a las palabras del dictador moribundo, pero connota el estado de profunda corrupción del país de Bolívar. No sé qué es peor, si un presidente que hable de jueguitos de Internet en vez de resolver los problemas de fondo o un tirano como Bashar Al-Assad, es como comparar al bufón con el rey, pero ambos tienen el poder de hacer lo que les da la gana.
No soy creyente, pero cada vez que veo este tipo de noticias sobre Venezuela me inclino a pensar que de verdad pueden existir los milagros, o antimilagros mejor, porque no es posible que un país de 30 millones de habitantes mantenga a un especimen como este en la presidencia, tal vez es verdad que Hugo Chávez es un espíritu con forma de pajarito o caballo que hace antimilagros, y Nicolás Maduro Presidente es su obra maestra.
REMATE: Si usted es uno de esos nuevos viciosos y no le da vergüenza, piense que comparte una afición con el emblema número uno de la estupidez universal.
*Consulte aquí el reporte completo de Transparencia Internacional
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