6 feb 2017

Black Sabbath... y cómo se hace un metalero

Esta semana ya se despidió de los escenarios Black Sabbath. Nos queda la música, una de las mejores músicas que a mi gusto ha pasado por este planeta, y por ellos no puedo sentir sino gratitud y respeto. Habrá muchos memes y homenajes, yo hago el mío republicando esta nota original de Facebook, del 20 de junio de 2013 a las 15:35.


Black Sabbath... y cómo se hace un metalero

En 1989 todos estábamos en la moda de los discos de heavy metal. Era una curiosidad casi que generalizada en nosotros, salvo algunos sapos que no querían participar de los intercambios de música que hacíamos entre clase y clase, todos los días al menos uno de nosotros, uno de los 45 estudiantes de 9ºH llevaba una novedad comprada en el Éxito y a veces en Discocentro, cuando se trataba de discos originales, los que eran impresos en Estados Unidos o Venezuela, con mejor calidad de carátula y vinilo.

Con menos recursos, no solamente económicos, sino del mercado, lo más corriente eran los cassettes grabados de la radio y que por lo general se marcaban con kilométrico: "Variado 1", "Variado 2" o "rock variado", "música americana pesada". No había acceso a canales internacionales, ni Internet, no había Youtube e igual que hoy, no había MTV. Nuestro contacto con el heavy metal se daba en Teleantioquia, en uno de los programas que Veracruz tenía por la noche y en esos momentos de ocio del colegio. Había unos que llevaban los discos solamente para mostrarlos, jamás olvidaré que Toro llevó "Shout at the Devil" y "Theatre of pain" de Mötley Crüe, originales, y no los soltó.

Con un nivel de inglés paupérrimo, no sabíamos que decía en las carátulas ni las canciones, comprábamos los discos por la atracción de la carátula o si teníamos pistas sobre el artista, con un conocimiento nulo del contenido... los comprábamos "a sordas". Así conseguimos varias joyas del heavy metal y por suerte ni nuestros amigos ni nosotros nos descachamos con esas compras. Muchas de ellas todavía existen en nuestros baúles y a pesar de la tecnología digital, conservan ese sello de ser la primera impresión frente a un grupo. Esqueleto, diablo o monstruo... era compra fija.

Black Sabbath:
Bill Ward, Batería; Ozzy Osbourne, Voz;
Geezer Buttler, Bajo y Tony Iommi, Guitarra
Al parecer esa pasión que se alimentaba en cortos recesos escolares la estábamos sudando, expeliendo, o se nos veía en la cara. Mi abuelita nos dijo una vez que en la biblioteca de su casa había todavía algunos discos de Gabriel -un tío que fue asesinado cinco años antes- porque todos sus amigos habían sacado muchos que les interesaban, que nos fijáramos si había de "esa música en inglés" que nos gusta. Entre montañas de discos de música clásica, ópera, tríos y boleros, aparecieron cuatro discos que tal vez podrían ser de nuestro interés: Michael Jackson's Thriller, Alice Cooper: Flush the Fashion, Kiss: Gene Simmons y Ozzy Osbourne: Blizzard of Oz.

"Lléveneselos mijitos... son suyos" En esos años nosotros pedíamos de aguinaldo, cumpleaños o por cualquier otra razón, que nos regalaran cajas de cassettes vírgenes para copiar en el equipo Challenger de doble casetera todo lo que circulaba en 9ºH y se contrabandeaba con algunos otros de 9ºG, cuyo salón quedaba en frente. Esas palabras de mi abuelita fueron para nosotros como haber desenterrado el tesoro de Monte Cristo (libro que acabo de terminar) y no veíamos la hora de llegar a la casa a ponerlos en el tornamesa.

Influídos torpemente por las lecturas del tramposo libro "El rock: fascinación inexplicable" de los fascistas Tradición Familia y Propiedad, esos discos despertaron enorme interés en nosotros, no solamente por su contenido artístico, sino también por su supuesto contenido diabólico. A Gene Simmons y a Ozzy los sonamos infinitamente al derecho y al revés, para deleitarnos con la musica y descubrir los mensajes del diablo. Así también sonaron Die, die my Darling de Misfits, The great rock and roll swindle de Sex pistols, Abigail de King Diamnond, And Justice for all de Metallica, Lights, Camera, Revolution de Suicidal Tendencies, Horror Epics de Exploited, Peace Sells de Megadeth y otro montón de cosas... Mis papás se hacían a la idea y se resignaban a sonidos nuevos en la casa distintos a Los Melódicos, Los Corraleros de Majagual, Carlos Gardel, Roberto Carlos y Ray Conniff...

Ampliamos nuestro conocimiento sobre heavy metal, pero había muchas cosas anteriores a nosotros que habría que descubrir. Un día, en 1990, vino de visita a la casa Ricardo León Jiménez Bello con su paquete de cassettes vírgenes y otros ya grabados, para el consabido intercambio musical con nosotros. Entre sus cosas, había un par de cassettes que nos aseguró, nos iban a dejar boquiabiertos.

 Pananoib y Sackhat blodi Sackhat 

 Los oímos "sapoteados" para saber si los grabábamos o no y aunque la podredumbre del sonido era mucha, nos gustó y los grabamos... explorando en nuestras cosas, apareció el disco de Ozzy que nos había heredado Gabriel y Ricardo en un grito de emoción (porque estaba mejor documentado que nosotros, sin ser gran cosa), señaló que ese era el grupo que acabábamos de grabar en los "casetos"... el cantante de Pananoib.

Atado el cabo, nuestro interés en los casetos aumentó y decidimos conocer más sobre ese grupo de Ozzy Osbourne, le dimos otra oportunidad a los casetos y escuchamos mejor la música. Con nuestros compañeros del salón empezamos a indagar quién tenía más música de Black Sabbath y así empezamos a construir una colección pirata en cassettes y alguno que otro disco original. Tan malo como el inglés era el oído musical... pero en eso fuimos progresando. Juan Diego Tamayo compró una vez, a sordas como siempre, un disco en el que aparecía el hijo del diablo en la carátula. Desde un teléfono público fuera del almacén nos llamó a darnos la buena nueva y se autoinvitó a nuestra casa para ponerlo por primera vez con nosotros... ¡qué buen amigo!

Llegó Tamayo con el disco y apresurados lo pusimos en el tornamesa mientras admirábamos la carátula con el bebé del diablo... ¡Black Sabbath! estábamos muy emocionados con ese descubrimiento, pero notábamos que la voz no era precisamente Ozzy Osbourne y confirmamos el dato con un ejercicio simple: leer la contracarátula. Esa tarde descubrimos un hecho que nos dejó fríos: había otros cantantes en Black Sabbath.

Decidimos aprender más y buscamos dónde consultar. Las fuentes no eran muchas, pero empezamos a aprender mucho sobre Black Sabbath, entre otras cosas, que Ricardo León no tenía ni puta idea de inglés y había leído y copiado mal los casetos: Paranoid y Sabbath Bloody Sabbath. Corregimos y le hicimos saber a Ricardo su penoso error y para no hacerlo sentir mal, compartimos con él el disco de Tamayo... bueno, nuestro casetico del Born Again. Como picado por avispa, él se dedicó a rastrear cosas "raras" de Black Sabbath y nos consiguió discos con el otro cantante: Heaven and Hell y Tyr, y trajo además un disco pirata con Ozzy que se llamaba Direct to Paris.

De esta manera mi hermano y yo empezamos a ampliar nuestro conocimiento sobre heavy metal, no solamente musical, sino en la historia del género y buscamos fuentes distintas al librito de TFP. De toda la música que teníamos en 1989 y 1990 empezamos a rastrear sus orígenes y así conocimos toda la discografía de Black Sabbath, que confieso, no entendía mucho entonces, como tampoco entendía Sarcófago ni Kreator, pero uno evoluciona y se perfecciona, o para los de TFP, se degenera. Salimos de muchos errores y como suele suceder con el conocimiento, mientras más sabe uno, más quiere conocer... mientras más música conseguíamnos, más nos hacía falta.

En un momento dado, muchos años después, completamos la discografía de Black Sabbath incluyendo aquellos trabajos donde cantaron Ian Gillan, Tony Martin, Glenn Huges, Ray Gillen, Rob Halford y por supuesto Ronnie James Dio, que en paz descanse. También teníamos todo lo de Ozzy con Black Sabbath y en solitario y paralelamente a que aprendíamos sobre heavy metal, aprendíamos inglés y a valorar la música... hasta que pude entender discos como Sabotage y grupos como Sarcofago. En la universidad y al egresar, todo eso era una bola de nieve que nos convirtió a mi hermano y a mí en unos apasionados por coleccioiar heavy metal y conocimientos al respecto. Un par de veces nos invitaron a programas de televisión para hablar de ello y por una temporada tuvimos un programa en radio, en el que fundamentalmente poníamos rarezas, entre esas cosas, un fragmento del concierto de Black Sabbath cantado por Rob Halford, también hicimos un par de especiales sobre Ozzy Osbourne y Alice Cooper.

Al que no es metalero es muy difícil explicarle la pasión que se siente vivir esta música. Quizá mi papá y mi mamá, mi esposa y mi hijo que han vivido de cerca gran parte de esta evolución de vida puedan explicárselo a alguien que no esté iniciado en el oscuro mundo de la música del diablo. Biff Byford, el vocalista de Saxon, lo considera una religión, otros lo consideramos un modo de vida, una pasión que une y hace hermanos a personas en todo el mundo.

Hace 35 años que Black Sabbath no se dedicaba a grabar un disco completo con Ozzy Osbourne en las voces... Hay gente que quizá esté leyendo esto y no había nacido cuando se grabó Never Say Die, hay gente que no sabe qué es Black Sabbath y gente que no va a entender lo importante que es para nosotros, los metaleros, que podamos escuchar nuevamente a este grupo con su cantante fundador. Muchos metaleros nuevos quizá como nosotros en 1989 apenas estén descubriendo, a partir de lo que produce el mercado actual, los orígenes de esta música maldita que nos ha llenado de momentos de felicidad a personas en todo el planeta.

Gira del disco "13", Montreal, 6 de abril de 2014
Yo he estado muy emocionado escuchando mi disco 13 muchas horas... recogiendo en él no solamente la experiencia que en esos años han tenido los músicos, sino mis vivencias del colegio con aquellos compañeros de los cuales muy pocos seguimos siento metaleros, mis conversaciones en la universidad con un montón de peludos y los recuerdos de haber visto a Ozzy y a Heaven and Hell en concierto. Es que la música, como la comida, los libros y los perfumes, nos transporta a tiempos y lugares remotos a pesar de que estemos en un escritorio fingiendo trabajar o en un carro tratando de ignorar que el tráfico no circula.

Sé que 13, el disco nuevo de este grupo adorado que se añeja pero no se vinagra, va a poner a muchos metaleros jóvenes a preguntarse por lo que han hecho ellos antes, a revolcar en Youtube los videos viejos, a comprar en iTunes, a ponerse camisetas y eso tal vez, los dirija a conocer más sobre los otros vocalistas y descubran Deep Purple, Rainbow, DIO, Badlands, Judas Priest... así como sucedió con mi hermano gemelo y yo, y como sucedió con mi hermano Alejandro y nuestro amigo Diego, que siendo más jóvenes que nosotros, al estar en nuestro ambiente, se dejaron picar por la ponzoña que desde entonces recorre mis venas. Mi hijo de cuatro años reconoce la música de Black Sabbath.

Ellos son los papás del metal y habrá quienes lo discutan, y como padres de un género mundial, con este disco nuevo están engendrando muchos hijos. De manera pues, mis queridos lectores, que así es que se hace un metalero y así es que continuamente se refrenda una pasión quizá equiparable a la del hincha de fútbol, pero menos fanática y más inteligente. Si por azar, escuchan una canción de Black Sabbath, quizá entiendan un poco mejor quién soy yo... un metalero.

A Black Sabbath, muchísimas gracias
Thanks a lot Black Sabbath
+Black Sabbath #TheEnd @BlackSabbath

No hay comentarios.:

Publicar un comentario