8 abr 2014

Pasaron 24 años hasta que vi a Black Sabbath

Ya conté una vez cómo Black Sabbath fue una enorme influencia en mi desarrollo metalero y desde que grabamos ese caseto de "pananoib" tuve ganas de verlos en vivo y en directo, pero primero viví en Medellín, Colombia; donde tener un concierto de estos magos era cosa imposible en esa época, y luego en Montreal, la gira no pasaba por aquí.

Antes pude ver a Ozzy con su banda y era como tomarse una Coca-Cola blanca y sin gas… le faltaba ese detalle especial.. Disfruté como loco ese concierto que abrió Halford, pero la magia estaba incompleta.

Tiempo después tuve la oportunidad de ver Heaven and Hell, que es una formación de Black Sabbath con Dio y Vinny Appice, donde abrieron Down y Megadeth; y estar ahí escuchando las canciones de Heaven and Hell, Mob Rules, Dehumanizer y The Devil You Know fue mágico. A pesar de ello, estaba un poco inconforme porque tener a Tonny Iommi y Geezer Butler ahí sin escuchar canciones clásicas, era como tomarse una Coca-Cola sin dulce y al clima… le faltaba ese detalle especial.

Anoche y después de esperar 24 años, pude ver, por fin, a unos de mis viejitos favoritos haciendo lo que mejor saben: tocando la música de Black Sabbath con Ozzy Osbourne. Como compré mi boleta solo, pude encontrar un buen lugar a pesar de que tardé varios meses en hacerme al tiquete luego de que se abriera la venta al público. Esperé otros meses para que llegara la fecha indicada. Estaba en el piso de Centre Bell, en la silla M29… una distancia óptima para las fotos y el disfrute. Eramos solamente yo y 14.999 metaleros de todas las edades -porque hasta había niños- esperando ese gran momento, cada uno en su silla.

Abrió Reignwolf, un grupo extraño al que no le tenía mucha fe, pero que me dejaron boquiabierto con la música, su energía y su talento. El cantante y guitarrista resultó ser un maestro de las Gibson que no sé si estaba pasado de feliz o se había comido unos champiñones mágicos. Ese tipo terminó el show tocando guitarra y batería al mismo tiempo… una cosa que nunca había visto.

Cuando empezó a tocar Black Sabbath yo casi lloro, arrancaron con War Pigs y de ahí siguieron dos horas de clásicos y tres canciones del disco 13. Con cada una grité las partes de las letras que me sabía, brinqué otras y volié la greña al ritmo de los impresionantes riffs de Iommi. Las proyecciones en pantalla gigante daban mucho contenido a las letras y "decoraban" muy bien las canciones… sobre todo esas cuyas letras son "de terror", pero la que más impactó, fue la proyección para Dirty Woman: puras mujeres vintage (bonitas) mostrando el "teterao" ya fuera bailando, seduciendo o simplemente asoleándose… hasta artístico.

Casi me muero cuando tocaron N.I.B.

Allá era parte de una masa, pero estuve solo. Me sollé el concierto solo tal y como compré la boleta, como si las casi 15 mil personas no estuvieran ahí. Me hubiera gustado mucho poder compartir esa felicidad con mi esposa, mis hermanos, mis hermanos metaleros (ellos saben quiénes son) y con mi hijo, que ya sabe qué es Black Sabbath y me dice que lo ponga en el carro cuando vamos a la guardería, pero esa es otra historia.

GUAYABO DE METALERO VIEJO: No tengo -como por obra del diablo- ninguno de los síntomas que se sufren al día siguiente de un concierto. Tengo, eso sí, un recuerdo inolvidable, otro más, pero no del concierto. Esta mañana cuando fui a despertar a mi hijo, él se alegró mucho al verme "ya volviste papá, ¿ya se acabó el concierto?". Al abrir del todo sus ojitos vio un globo morado que le llevé. "¿me trajiste una bomba? ¿de quién es?" "Es una bomba de Black Sabbath hijo, del concierto de Black Sabbath". Me abrazó feliz.

2 comentarios: