15 abr 2014

Lo que tuve a los 12 años

“Recordar es la única manera de detener el tiempo.”
Jaroslav Seifert (1901-1986)

A los 12 años tuve ganas de tocar en la Banda Marcial Sergio Giraldo Gómez del colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana, cuando todavía era marcial (ya es la banda músico-marcial). Yo quería tocar corneta, pero casi todos los niños querían lo mismo, de manera que me sugirieron tocar caja… o sea, un redoblande pequeño. Hoy, ya mucho más viejo de vez en cuando toco guitarra eléctrica.

A los 12 años tuve la custodia de la caja #27, que coincidía con mi número de la lista en el grupo 7ºI. Era una de los pocas que sonaba bien y no como una cacerola de aluminio y por eso la cuidé mucho, con celos rabiosos -durante casi un año- hasta que fui ascendido a tocar redoblante (grande). Ahora me encargo de cuidar a mi familia, no con celos rabiosos, sino con un amor inexplicable.

A los 12 años tuve unas pelusas en el bozo, pero tuve la osadía de robarle a mi papá una máquina de afeitar desechable y no dejé prosperar el aterciopelado "bozo 'e lulo" con afeitadas cada mes más o menos. Ya me tengo que afeitar diariamente, pero me da muchísima pereza y me dejo una barbita de chivo donde ya me salen algunas canas.

Alos 12 años tuve la primera verdadera traga, una cuestión no muy secreta, por una muchacha que tocaba platillos. Pero a los 12 años ni nunca tuve el valor de siquiera decirle "hola" ni confesarle mis emociones… y nunca supe si ella supo. Ahora no dejo pasar un solo día sin decirle a mi esposa y a mi hijo que los amo, cada vez que siento el impulso de hacerlo.

A los 12 años tuve ganas de ir a mi primer concierto de rock. Barón Rojo se presentaba en Medellín, pero no obtuvimos el permiso paterno porque eso iba a "estar lleno de mariguaneros y de pronto es peligroso". Hoy sé que es mucho más peligroso un fanático religioso que cualquier mariguanero; y ya perdí la cuenta de cuántos conciertos he visto en vivo; y de Barón Rojo me saqué la espina en el 2009 -creo-.

A los 12 años tuve una bicileta Monark de cross, plateada con negro, muy buena, que pedaleaba en muchas calles del barrio Laureles, pero nos fue robada uno o dos años después. Ahora tengo un carro plateado con negro para llevar ocho personas, pero no me sirve para hacer los piques y derrapes que lucía por las rampas de la iglesia y el Mercafácil (hoy supermercado Tomate).

Alos 12 años tuve cursos de Karate-Do y alcancé el cinturón amarillo, pero antes de presentar el examen de ascenso que nos hubiera hecho saltar el naranja y ganar el azul (los rangos de Karate-Do), abandonamos porque varias veces me rompí el pulgar del pie con unos huecos del Dōjō y la pereza para tomar el transporte público vespertino era superior a nuestra voluntad deportiva. Ahora cuando el clima lo permite juego sóftbol en una liga mixta y tengo las ganas que no tuve de niño para muchas cosas.

A los 14 años (centro de la foto)... no aparece en la foto, 
pero a mi derecha iba Ricardo León Jiménez Bello 
y a mi izquierda Juan Camilo Losada Vidarte, 
y a la suya, Luis Fernando Ruiz... delante de nosotros iban 
Román Fernando Gómez Marín y Javier Nicolás Restrepo (el zombie). 
Foto tomada en la carrera 70, en Medellín.
A los 12 años tuve ampollas y callos en los dedos de las manos gracias al entusiasmo que le ponía a mis toques de caja en la banda y también por los manubrios plásticos de la bicicleta… a los 14 fue por el golpeador de la lira (glockespiel, metalófono). Ahora solamente tengo una pequeña dureza en la raíz del dedo anular izquierdo gracias al uso de mi argolla de matrimonio.

A los 12 años tuve la primera gran amigdalitis con fiebre de 39ºC, pero con benzetacil se me quitó en una semana  y se convirtió en una molestia recurrente cada marzo todos los años hasta que cumplí 18 y el ron y la cerveza en la universidad aniquilaron las bacterias definitivamente. Ahora la amigdalitis es cosa del recuerdo y tengo otros padecimientos invisibles que traen la edad y el desgaste.

A los 12 años tuve el honor de ser "el llavero" del salón y ser siempre el primero en llegar para abrir la puerta de 7ºI. Cumpliendo mi labor notaba que todas las mañanas eran brumosas, aunque hubiera un sol espléndido y concluí que el clima estaba loco. Pero cuando comenté en mi casa el fenómeno atmosférico, mi papá decidió llevarme donde el optómetra.

A los 12 años tuve mi diagnóstico de queratocono y mis primeras gafas. A los 25 tuve mi primera queratoplastia penetrante, o en lengua vulgar: trasplante de córnea, pero esa es otra historia.

DATO IDIOMÁTICO: marcial es un término referido a la guerra, por el dios Marte (lat. martiālis), por eso también se le llamaba la "banda de guerra".

4 comentarios:

  1. Buenos recuerdo José David. Para mi los años en la banda tambien fueron los mejores años del colegio y allí cultivé amigos que siguen siendo personas importantes en mi vida, formé mi caracter y aprendí que no importa cuanto te griten siempre existe una manera de cagarla en la mitad de los honores al Santisimo!.
    No sé si te acordas de mi, yo era (soy!) el zurdo. Y fui el que me le tiré el orden a la seccion de liras con el instrumento para el otro lado.

    Por esas cosas de la vida despues de unos años me enteré que vos vivias en el mismo edificio (en Los Colores) que mi mejor amigo, Nicolas....este mundo es un pañuelo!.

    Gracias por la entrada. Good times.

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  2. Hola Santiago... por supuesto que recuerdo, fui yo quién te enseñó a tocar... este fin de semana donde unos amigos encontré un glockenspiel y me puse a tocar "La Piragua"... y por eso quise escribir esta nota. Pensé en enseñarle a tocar a mi hijo y recordé, que como él, también hubo un zurdo en liras...

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  3. qué nota. Hay gente que tiene una memoria la hijuemadre. Yo no recuerdo nada con años específicos... solo la cogida del carro a los 9, la víspera de mi primera comunión... entre otras cosas.

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  4. que chevere....definitiva/ la vida es eso; recuerdos y recuerdos

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