16 oct 2013

Más fácil se cae una güeva de un brinco

Cuando fui periodista en Todelar, con frecuencia debía entrevistar al gobernador de la época. Había, como era habitual, un revolcón de secretarios de despacho, y particularmente le preguntamos que si el secretario de gobierno saldría de su cargo, a lo que muy coloquialmente, el dignatario respondió: "más fácil se cae una güeva de un brinco".

Esta semana recibimos una noticia terrible: el derrumbamiento de un edificio de 22 pisos casi sin estrenar en el sector de El Poblado en Medellín. La torre 6 del complejo Space. Eso me ha hecho pensar una cantidad de cosas, entre otras la tragedia de la pérdida de los ahorros de muchas familias, las vidas de varias personas y animalitos, los bienes y documentos de quienes habían confiado sus esperanzas e ilusiones en esa edificación y la confianza en el sector de la construcción.

Y aquí viene lo grueso… considero que ese derrumbamiento es producto y consecuencia de la corrupción, y sobre todo, de la mediocridad de directivos, ingenieros e inclusive, de estamentos del estado que entre todos se hicieron los pendejos varias veces hasta que se logró erguir una trampa mortal como esa. Y la historia no es nueva, ya hace algunos años un deslizamiento se llevó unas casas de lujo en las prestantes lomas medellinenes, hubo muertos, pérdidas materiales y de eso no se aperendió nada; siempre hay pícaros que se enriquecen a costa de los demás y maneras de torcer las normas para sacar adelante proyectos urbanísticos de pésima calidad.

Mi terrible vaticinio es que así como de las primeras casas no se aprendió nada y ya se había olvidado, lo mismo sucederá con los muertos y la tragedia de Space.

Otra reflexión que hice hablando sobre este tema con unos amigos y mi esposa, es que en Colombia se cae mucho más fácil un edificio, o un puente (como los que se caen en Bogotá), que un mal presidente.

Vamos en orden cronológico por lo que me ha tocado como ser político:

Belisario Betancur tuvo que padecer varias tragedias naturales: terremoto en Popayán, erupción y deslizamiento del Volcán Nevado del Ruiz y uno de los primeros deslizamientos urbanos en Villatina, en una ladera de Medellín. Este presidente fue protagonista de una de las acciones que aún dejan muchas dudas: la retoma del Palacio de Justicia que había sido invadido e incendiado por la guerrilla del M-19.

A Virgilio Barco le tocó, entre otros detallitos, el escándalo de unas barcazas en costas caribeñas y los contratos respectivos con la familia de su esposa. Tuvo además varias salidas en falso con el famoso diferendo colombo-venezolano.

César Gaviria, que heredó las banderas liberales de Luis Carlos Galán, llevó a la quiebra a miles de colombianos gracias a la apertura económica, y en esa época se hizo famoso "apretarse el cinturón" porque la economía abierta estaba muy contraída y la plata escaseaba, para no hablar de que faltaba la energía eléctrica y nos tocó iluminar nuestros estudios a punta de velas y lamparitas de gas… la "hora gaviria". Tuvo además la "suerte" de que a este se le entregó Pablo Escobar y lo metieron preso en una hacienda con grifos bañados en oro y otros lujos, hasta que se voló.

Después vino dando pasos de elefante Ernesto Samper, que financió su campaña electoral con plata del cartel de Cali y aunque sus servidores de confianza fueron a la cárcel, él acuñó la frase "aquí estoy y aquí me quedo", que quedó timbrando en el cerebro de cualquier ente investigador que pudiera tener la patria tropical. Samper estaba untado de una especie de bálsamo resbaladizo a quien el proceso 8.000 no le afectó.

El "sapo" que lo denunció logró la presidencia después en un país mundialmente conocido como una patria narcodemocrática. Andrés Pastrana tuvo, entre otros descaches, el proceso de paz con las FARC y a pesar de que se paseó con Tirofijo y su toallita mugrosa, el guerrillero más viejo del mundo lo dejó plantado en una silla Rimax ante la vista atónita de millones de colombianos y varios países amigos, era el preámbulo de un enorme fracaso que le sacó al país el tiro(fijo) por la culata.

Este fracaso fue aprovechado por Alvaro Uribe, que ganó limpiamente las primeras elecciones, pero que las siguientes fueron creadas torciendo la constitución a punta de sobornos, eso se conoce como Yidispolítica, cuyas investigaciones solamente han afectado a los que recibieron, pero muy poco a los que ofrecieron. Varios copartidarios del presidente fueron pillados conspirando con los paramilitares y les recibieron dinerito para sus campañas políticas, unos funcionarios de su altísima confianza intervinieron ilegalmente las comunicaciones de jueces, enemigos políticos y periodistas, esas son las chuzadas; y un montón de campesinos fueron asesinados para hacerlos pasar por guerrilleros, esos son los falsos positivos; hubo también falsos guerrilleros que entregaron armas saliendo del tal Frente Cacica la Gaitana y todavía queda por aclarar el escándalo de Agro Ingreso Seguro.

Juan Manuel Santos, que fue heredero, no de banderas liberales, sino de los huevitos de Uribe, ha pasado por muchas de las desgracias que puede vivir una sociedad, en especial todo tipo de paros campesinos y de sectores productivos de primer nivel, ha avalado el gobierno de Nicolás Maduro, que en la superficie es uno de los más ilegítimos de todo el mundo, ha montado un proceso de paz cuyos frutos son más inertes que el buen humor de Uribe y recientemente autorizó un aumento de salario a los congresistas y otros funcionarios mientras que a otros servidores, como las madres comunitarias, los tiene contando los centavos. Otra de las metidas de pata de Santos es el acatamiento del fallo de la Corte de la Haya, con el que Colombia perdió 75.000 kilómetros cuadrados de mar frente a Nicaragua, pero este descache, es también responsabilidad de los presidentes anteriores a quienes les importó cinco dejar en reposo la demanda centroamericana.

Ustedes podrán aumentar la lista de salidas en falso del presidente actual y los expresidentes muertos y vivos, pero no podrán decir que, como en los países árabes, Italia o EE.UU., por poner pocos ejemplos; cometer delitos, incumplir sus promesas, decir enormes mentiras o proteger a pillos de cuello blanco o de manos ensangrentadas hace que un presidente se caiga. Sorprendentemente y volviendo a la comparación con los edificios que se caen, el presidente queda "flotando" mientras toda su base se derrumba. Los presidentes colombianos gozan de una inmunidad increíble y aún después de salir de sus cargos no hay quién los toque, no se caen y nadie los tumba.

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