20 mar 2017

Los hinchas furibundos con carnet

El fútbol es como una religión, pero de esas venenosas que crea en algunas personas un odio irracional por lo que les es contrario e impulsa a un comportamiento de masas absurdo. En otros países ya pasaron por esa "etapa de la adolescencia" cultural y las cosas han mejorado y se podría decir que la gente va a ver fútbol en los estadios de manera más civilizada. Pero es que estamos hablando de Colombia, donde hay muchas cuestiones culturales que no dejan avanzar y se notan en el "cómo voy yo ahí", "usted no sabe quién soy yo", "yo sé cómo se hace esa vuelta" y "si lo veo le doy en la cara, marica!".
"El presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo, explicó cómo funcionaría el proyecto con el que pretender erradicar la violencia en los estadios." (El Espectador, Lunes 20 de marzo de 2017)
Peeeeeero…

Crear una base de datos con los hinchas... claro, todos los pillos que van al estadio a hacer daños van a hacerse empadronar para que no importa cuál estadio visiten, sepan quiénes son. También los que venden los "armaos" van a figurar en la base de datos para que se puedan pasear por las tribunas vendiendo sus pielrojas sin indio y marlboros salvajes.

Ya veo el negocio:
Tarjeta de hincha en una hora, legalizada, chip incluido, sin problemas, solamente pague 50 lukas, nosotros le tomamos la foto y las huellas, servicio a domicilio.
Muy ambicioso carnetizar a todos los asistentes a un estadio, en todo un país. El montaje de tecnología y logística para esto es enorme, máxime si quieren un sistema con lectura de datos biométricos compatibles con cámaras de seguridad de identificación facial. ¿Y para la gente que ocasionalmente va a los partidos, para los juegos internacionales? El Boqueperra y Nalguichupao se van a quitar la cachucha o la capucha sin problema y van a mirar a la cámara cada que entren, , "todo bien ma ñiño, el mostro aquí es parcero", le dice El Chino a Carranchil mientras le pica el ojo al policía de la entrada. Si funcionan mal el Runt y los aportes sociales…

Menciona Perdomo a los bancos, "les entregará a los hinchas una tarjeta monedero o débito (con chip?) que servirá de medio de identificación para ingresar a los estadios" y los bancos están de acuerdo en asumir esa carga laboral extra con toda seguridad, a cambio de un costo que pagará ¿quién, las alcaldías, como dice el dirigente deportivo? Los hinchas juiciosos tal vez, pero los fuisiosos no creo que vayan a un banco a hacerse sacar tarjetas para ingresar en el sistema. Los colombianos queremos todo gratis.

Imagínenese las colas para entrar y yo que he trabajado en eventos masivos, ya me imagino los destrozos de las maquinitas lectoras cuando la turba se enfurezca, si es que no se las roban para vendérselas luego al municipio para reinstalarlas.

Aparte está lo de castigar al equipo local con pérdida de puntos. Sin importarme mucho el fútbol, creo que no es justo que se aplique tal medida por los desmanes de los hinchas furibundos, nauseabundos, borrachibundos y fumibundos. Es a estas alimañas a quienes se debe castigar directamente y en efecto ya existen algunos a quienes se les prohibe la entrada a los estadios, de lo que dudo, se haga un control efectivo.

A mí, aparte de controles policiales, no se me ocurre una cosa que funcione insertada en esta cultura del avivato y del chichipato, pues deberían ser los asistentes quienes asuman los costos de cualquier mejora que se haga al espectáculo, como ocurre con todo, pero los bolsillos de muchos no aguantan semejante golpe, pero para guaro y pólvora sí hay plata, y esa es otra historia…

REMATE: ¿En qué va lo del Teatro al aire libre Carlos Vieco Ortiz, en el Cerro Nutibara de Medellín? Al paso que vamos, más fácil el alcalde Federico Gutiérrez carnetiza a los vándalos que arreglar el teatrico.

10 mar 2017

Quería ser cura y ahora es ateo, la historia de un apóstata

¹apostatar Del lat. tardío apostatāre.
1. intr. Dicho de una persona: Abandonar públicamente su religión.
2. intr. Dicho de un religioso: Romper con la orden o instituto a que pertenece. Apostató DE la orden y fue excomulgado.
3. intr. p. us. Abandonar un partido o cambiar de opinión o doctrina.
Al principio era hacerse cerca del ara, sentados en el piso con el Padre Ochoa, el cura que entonces ofrecía los sacramentos en el barrio López de Mesa, de Medellín; en los tardíos 70 y tempranos 80, y nos motivaba a cantar y rezar a los niños que llevaban al templo… nuestro pre-escolar estaba adosado al edificio de la iglesia, justo al lado del osario y la bodega de santos desvestidos.

Hice la primera comunión en 1983, cuando tenía ocho años en un evento muy grande del colegio católico en que estudiaba. Fue a la vez un gran evento familiar del cual, entre otras cosas, recuerdo el calor calcinante mientras marchábamos en una lenta procesión vistiendo buso cuello de tortuga de lana blanco, pantalón de paño gris y zapatos de cuero negros. La preparación para la primera comunión fue importante en mi curiosidad religiosa.

Luego fue mi abuelita, con su continuo esfuerzo evangelizador, quien nos regalaba libritos con biografías de santos, especialmente la de San Juan Bosco y su discípulo Santo Domingo Savio, y esos libritos los cuñó después con el Misal de los Fieles de 1985. Año en que quise unirme a la infancia misionera. También miraba con envidia a los acólitos que ayudaban a los curas en el servicio litúrgico, quería ser uno de ellos, se veían importantes en su oficio.

En 1986, Karol Wojtyła visitó Colombia, su nombre de monarca era Papa Juan Pablo II. Esta fue la explosión de creencias y fervor católico. Todo era el Papa: cuaderno del Papa, recortes del Papa, historia del Papa, compre el papavisor², banderitas del Papa, escriba su oración por el Papa, cartelera del Papa, himno del Papa, "película" del Papa (¡qué hueso!) y disfraces del Papa; la profesora de religión que tuvimos, doña Margarita Carvajal, se encargó de que todos supiéramos y sudáramos al Papa. Cuando alguno de nosotros hacía algo muy bueno, lo mandaba donde el Padre Gonzalo Restrepo como premio y él regalaba libritos del Nuevo Testamento... a mí me mandaba donde el padre por malo, y él me ponía a leer pasajes de esos nuevos testamentos que nunca recibí de regalo.

Jesucristo, cuadros evangélicos.
Reza en sus guardas: "Patrocinada por el caudillo
de España, Francisco Franco Bahamonde"
En 1987 empecé a leer la Biblia de A a Ω, y me sabía las páginas de los Cuadros Evangélicos que repasaba desde muy chiquito, un libro grande que había en la casa, una reliquia heredada de la tías de mi papá. Mi curiosidad iba en aumento, mis ganas de ser cura también, y para eso decidí leer más y más, pero a medida que aumentaba en lectura, disminuía en credulidad. Quise apoyarme en los curas, mi abuelita y los profesores de religión, pero las respuestas que obtenía nunca me satisfacían: "es un misterio", "es un dogma" y peor que todo, "esas cosas no se pueden dudar porque es palabra de Dios".

En 1988 llegaron del Seminario Menor de Medellín al colegio a "llamar vocaciones", y tras una breve exposición de un diácono, repartieron unos formularios de solicitud de inscripción a quienes levantaran la mano, yo levanté la mía y ese mismo día, sin decirle a nadie, lo llené casi listo para entregarlo. Lo guardé en mi carpeta de tareas durante varios meses. En la banda marcial del colegio, a mis 13 años vi a una muchacha de quien me enamoré profundamente y sumado al hecho de que no sabía cómo llegar al seminario por mi cuenta y en secreto, ese formulario se quedó archivado hasta perderse definitivamente.

En 1989 empezó el gran cuestionamiento a lo leído, lo visto en misa y lo visto en las noticias. No entendía cómo encajaban los dogmas en la vida diaria, las incongruencias de lo predicado con lo vivido, la (in)utilidad de los ritos, aparte de lo fantasioso que encontraba gran parte de mi lectura bíblica. Ya iba a misa por obligación y no por convicción -y por ver a una pelirroja hermosísima que se sentaba siempre en la misma banca con su mamá-. Con esto vinieron los conflictos con mis padres, en ese entonces yo no era capaz de organizar mis pensamientos y argumentar profundamente mi descreimiento, mientras que también veía cómo la ida a misa se enredaba con El Poder Mágico de las Pirámides, el Tetragrammaton, cartas del Tarot egipcio, libros de poder mental, gnosticismo y el que reposó por años en la biblioteca de la casa: uno de Lobsang Rampa, al lado de Así Hablaba Zaratustra, de F. Nietzsche. hasta tomábamos agua de pirámide y el milagrosísimo "té de Karkasof (?)³"

Ya veía que el mundo era muchísimo más grande y complejo que los Cuatro Evangelios y los domingos a las 7:00 pm en Santa Teresita. A pesar de todo eso, en 1990 hice la confirmación sabiendo que ya no creía en nada de lo que me habían enseñado y especialmente, por todo lo que había leído y visto. Pasaron varios años y en la universidad retomé, gracias a la influencia de mi novia, el apetito por la lectura y continué con esa exploración.

Cuando comencé a trabajar, con esos salarios empezaron a llegar los discos y los libros, que devoraba rápidamente y entre otras materias, estuvieron los Evagelios Apócrifos, innumerables encíclicas de diversos papas, El Corán, libros de Pepe Rodríguez, Nietzsche, David Hume, Oparin, La Divina Comedia, Los Versos Satánicos, El Paraíso Perdido, Fausto, La última tentaciónDavid Campbell, Carl SaganPapus, Elipĥas Levi, Anton Szandor LaVey, Aleister Crowley y otros brujos de menor pelambre, literatura de alto valor y mucha otra que resultó ser basura; y los diálogos con mi amigo y compañero de tesis, que era un ferviente testigo de Jehová, en los que él buscaba engancharme, discutíamos la validez y práctica de los textos bíblicos.

También hubo influencia de los cursos de antropología, psicología, sociología, opinión pública, religión en la cultura y las constantes discusiones que sostengo con amigos; muchísimas películas que entre efectos especiales y actrices bonitas, pican el intelecto con preguntas y versiones distintas al mito cristiano.

Con el pasar de más de 20 años, llegué a empollar mi vida a un país de inmigrantes, en el que no necesariamente conozco, pero si comparto espacio con gente de otras culturas y religiones y alcanzo a entender un poquito más del mundo, ese que de niño y adolescente solamente se veía a través de los ojos católicos, "fichas" de religión hechas por monjitas y libros patrocinados por próceres de la tradición fascista como el Generalísimo Franco.

He tenido la oportunidad de ver cómo otras sectas cristianas desarrollan sus cultos y cómo algunos de ellos son el mejor antiejemplo de la contradicción entre la prédica y la práctica, situaciones unas risibles, como esa reunión de hombres, y otras incómodas, como una presentación en sociedad de una niña en New Jersey, vivo al lado del templo Sij, trabajo con una judía y un testigo de Jehová, casi toda mi familia es católica, otros se volvieron evangélicos, hay unos que integran el Sūkyō Mahikari, un par de hippies y quedamos dos o tres ovejas negras que optamos por tener un modo de vida distinto sin necesidad de religiones y somos tan buenas personas y felices como cualquiera de los demás, pero esa es otra historia…


¹Real Academia Española © Todos los derechos reservados
²Papavisor: tratábase de un artilugio ingeniado para permitir a los asistentes a procesiones y apariciones papales, ver al personaje entre la multitud y no perderse sus bendiciones. Tal aparato se ofrecía como la máxima tecnología en comerciales de televisión y estaba decorado con los colores blanco y amarillo, emblemas de la bandera vaticana. Consistía en un simple periscopio de cartón, que aprendimos a hacer en el colegio en clase de Ecología, con la profesora Amanda, utilizando cartón de recuperación.
³Llegó a la casa un botellón con un líquido ámbar en el que flotaba una especie de mejillón sin concha, acompañado de un texto escrito a mano en una hoja amarilla arrancada de un cuaderno y que contaba la historia y milagros del té de Karkasof (o Karkazov), hecho con la "madre" de un hongo que se alimenta de agua dulce (aguapanela) y produce un fermento milagroso para cualquier mal del cuerpo; cuando este hongo ya era demasiado grande, la familia debía separar "un pie" y ponerlo en otra botella para darlo a otros. Esa vaina sabía hasta bueno, he buscado en Internet sobre el té, y no he encontrado nada.