9 jun 2016

(…) Ha pegado a una muñeca

*Los enemigos como el odio y el apego carecen de piernas, brazos y demás miembros, y no tienen coraje ni habilidad, ¿Cómo, entonces, han conseguido convertirme en su esclavo?
Shantideva

Ya resulta que se llama Pepa porque así la nombró una de las trillizas. Es una muñeca que tiene quizá 35 ó 36 años y perteneció a mi esposa. Estuvo guardada todos estos años esperando ser heredada. Con su pelo tieso y desnuda, pero intacta, aguardó que el azar permitiera a Pepa pasar a manos que la disfrutaran en un mundo de imaginación, pero primero estuvo en manos de un trío de muchachitos más mayores que se encargaron de cercenarle su bracito derecho.

En enero, Pepa llegó a la casa y desde entonces hemos estado poniendo el bracito en la coyuntura cada vez que se cae, y por ese trajín se deterioraba cada vez más . Decidí entonces, como "en el viejo hospital de los muñecos", repararle el bracito a Pepa.

Usé pegaloca para remendar la coyuntura rota y luego ponerlo en su hombro, pero la superficie no era suficiente como para sostenerse manteniendo la movilidad, así que tocó soldarle el brazo al hombro para poder tener una muñeca completa.

Esa tarea la hice anoche, en la tranquilidad de mi cama. Era muy gratificante para mí ver cómo ese tesoro infantil de mi esposa, y ahora de mis hijas, recuperaba su bracito mientras lentamente le aplicaba el pegante.

Me demoré dos o tres minutos curando a Pepa y tomándome una Coca-Cola, mi esposa trataba de sintonizar un partido de fútbol por Internet y me pidió que le pasara algo de mi cajón del nochero.

¡Jueputa, se me pegó este muñeco del dedo!, exclamé entre vergüenza y desesperación. ¿En serio?, preguntaba mi esposa creyendo que era broma, "Muy en serio, ¡todo el dedo y parte de la mano, mirá!", contesté angustiado, ella rió mientras izaba mi brazo con Pepa permanentemente unida a mi nano y luego reí yo nerviosamente haciendo planes para resolver la situación.

Falange, falangina y falangeta del dedo medio del humano
fuertemente adheridas a la "clavícula" derecha del juguete
Tengo que ir al hospital a que me quiten esta muñeca, no puedo manejar, Cómo voy a coger el timón, cómo voy a poner los cambios con un muñeco en la mano; pero si logro encontrar la manera de operar el carro y por esa nube negra que a veces me acompaña, quizá me detenga la policía y tendría que dar un montón de explicaciones para librarme de una multa. Luego aparecería en Le Journal de Montréal: "Un homme de l'ouest de l'île s'est collé à une pouppée (Hombre del oeste de la isla se ha pegado a una muñeca)". Idea #1, descartada.

Natalia tendrá que llevarme al hospital porque no puedo manejar, cómo me voy a vestir… me toca irme en piyama y que ella me calce, pero nos toca despertar a los niños, empacar comida y teteros, juguetes y libros para entretenerlos en la larga espera en urgencias; Mariana va a querer que le entrege a Pepa y nuevamente explicar todo el rollo a la niña de dos años (con esperanzas de que entienda), a la enfermera y al médico… "Un homme de l'ouest de l'île s'est collé à une pouppée ". Idea #2, descartada.

Voy a tener que llamar a Jaime y explicarle todo también, más las ideas #1 y #2 y pedirle el enorme favor de que me lleve al hospital, pasando por unos 15 ó 420 minutos de comentarios socarrones de mi amigo, que de todas maneras me llevarían a la conclusión de la idea #2. "Un homme de l'ouest de l'île s'est collé à une pouppée ". Idea #3, descartada.

"Natalia, por favor buscá en el celular cómo mierdas me quito esta muñeca de la mano". Y ella no tardó en encontrar una solución a mi problema de "apego a lo material". Tardé 15 minutos más o menos en liberar mi mano del pecho de Pepa con una técnica sencilla, indolora y barata, pero esa es otra historia…

A Pepa le quedó la marca y a mí, una lección que quedará consignada en uno de los capítulos de mi libro: "Jose, contanos otra de tus historias crueles pa' reírnos"
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